Años más, años menos

Para quienes no sepan de qué hablamos, Raúl Laguzzi fue rector de la UBA y decano de la facultad de Farmacia y Bioquímica y murió hace apenas unos días en París.
Si recordamos su nombre, trayectoria y otros detalles, es porque cuando hablamos de ejemplos tangibles de los caminos (opuestos) que puede elegir la ciencia, nos referimos a personalidades como esta. Con una ideología clara, en un contexto determinado, no en la supuesta nebulosa de neutralidad y objetivismo donde la idea de ciencia se mueve. Porque cuando hablamos de políticas concretas para Ciencia y Tecnología, estamos pensando las mismas cosas que proponía Laguzzi 30 años atrás.
Enmarcado en un contexto de luchas y reivindicaciones sociales en todos los ámbitos, Laguzzi hablaba de ese tan necesario ida vuelta con la sociedad. Planteaba que la medicina debe estar orientada hacia la gente, que la producción de medicamentos no podía ser un negocio para unos pocos, sino que debía abocarse a resolver problemas. Y no se quedó en las palabras: se comenzó a construir una planta para que la Facultad de Farmacia y Bioquímica y sus estudiantes participaran activamente en la producción de medicamentos destinados a ser parte de programas de salud en muchas provincias.
Un período corto, que terminó abruptamente y de la peor manera, pero que nos muestra que la ciencia hace lo que los hacedores de ciencia y sus gobiernos quieren o permiten que la ciencia haga.
Finalmente, la Triple A asesinó a su hijo de 6 meses y él y su esposa emprendieron el exilio a París, donde desempeñó numerosos cargos en el ámbito de lo académico y la investigación.
Las políticas científicas orientadas al crecimiento nacional, la investigación y desarrollo, las problemática sociales, tienen nombre y apellido. Uno de ellos es Raúl Laguzzi.
Es triste pero no llamativo que recién ahora comiencen a hacer ruido estas cosas: el terrorismo de estado también tiene nombres y apellidos, algunos de los cuáles son Juan Ramón Morales, Miguel Angel Rovira y Rodolfo Almirón, ex policías de la federal, y lberto Ottalagano, quién asumió inmediatamente después como rector de la UBA, designado por el intervertor Oscar Ivanisevich (ministro de educación en ese momento).
Que no queden dudas: las instituciones, las ideas, son lo que quienes las crean hacen de ellas. Si existieron personas como Raúl Laguzzi, es porque otro modelo de conocimiento es posible.
Está en nuestras manos hacer una ciencia para todxs y no un negocio para pocos y un exilio obligado para otrxs.

0 cientifisidios: